Saturday, December 09, 2006

DE TEATRO VELARDE A MUNICIPAL DE VALPARAISO

10-dic-06: Artículo escrito por Por Piero Castagneto

y publicado enLa Estrella de Valparaíso el 02 julio 2005.

Aunque las implicancias de la actual crisis por la que pasa el Teatro Municipal de Valparaíso se subentienden, no está demás que sean explicitadas. El no pago de la deuda que la entidad edilicia mantiene con los propietarios del recinto podría implicar, además de nuevos problemas financieros para la primera, una cesación o al menos suspensión de las actividades artísticas que allí se desarrollan; es decir, si bien el edificio en sí no corre peligro, el problema sería caer en un estado de abandono.

No sería la primera vez que ocurriera con recintos similares en Valparaíso, que después se han visto precariamente reciclados.

Por ello, la cara positiva oculta tras este trance, es que al menos está claro el valor de lo que el antiguo Teatro Velarde representa para la comunidad: no sólo un espacio para la cultura en una ciudad que se precia (o pretende) tener un status especial en esta área; además, este otrora cine representa toda una tradición de esparcimiento público y de paisaje urbano

Una cosa va ligada con la otra, puesto que no es exagerado afirmar que la inauguración de esta maciza construcción, en 1931, marcó una época e implicó un impulso de cambio en el sector del Almendral donde se edificó, siendo también, hasta hoy, un indudable punto de encuentro.

Se lee en una amplia información publicada en "El Mercurio" del 16 de julio de 1931, día de su inauguración: "La ciudad de Valparaíso puede enorgullecerse de contar con un edificio que ha sido hecho a todo costo, dándole, además, un aspecto de belleza imponente al lugar donde ha sido construido". En aquel entonces se percibía aún mejor que ahora, el progreso urbano que había significado la construcción del Teatro, que realzaba el sector de la Plaza O'Higgins, surgida del nuevo trazado de la ciudad, posterior al Terremoto de 1906, y que contaba, como otro referente, por calle Independencia, con la Iglesia de La Merced (1887), que también había sido reconstruida después de dicho sismo. La esquina de Avenida Pedro Montt (trazada asimismo después del Terremoto) con calle Uruguay, donde se erigió el Velarde, antes había sido ocupada por el Teatro Novedades.

Y tal como se destacó en su momento, en aquel entonces el país vivía una grave situación económica, que a la larga culminó, a fines de dicho mes de julio, con la caída del régimen del general Carlos Ibáñez. Estas circunstancias no impidieron al empresario Alfredo Velarde, inmigrante español llegado a Chile a temprana edad junto a su familia, a atreverse con este emprendimiento destinado a perdurar.

Arquitectura para el espectáculo.

La comedia española "Suegra para dos" fue la primera película presentada en su escenario, inmediatamente después de la ceremonia inaugural, a la que acudieron las principales autoridades locales de la época. Su construcción había durado poco más de un año, conforme al diseño del arquitecto Spartaco Strappa, quien es también conocido por construcciones igualmente sólidas en el barrio financiero del centro de Santiago.

No es exagerado decir que hubo un antes y un después de la construcción del Velarde en la historia arquitectónica de Valparaíso. En primer lugar, porque inauguró, anticipó, la nueva forma que tendrían las salas de cine, empezando por su volumen. "La fachada del Velarde es imponente y le da más bien un aspecto de palacio, aunque en ella se advierte un refinamiento arquitectónico especial, cuyas líneas han sido cuidadosamente estudiadas para que no resulten recargadas y monótonas", se leía en la crónica ya mencionada de "El Mercurio". El teatro también era (y es) imponente por sus amplios espacios interiores y por su capacidad para albergar a dos mil espectadores según la siguiente distribución original: 650 butacas en palcos y plateas, 350 sillones altos, 300 en anfiteatros y 800 en galerías.

También llamaba la atención su solidez, pensando sobre todo en los temblores, así como la comodidad de sus butacas tapizadas y sus modernas instalaciones de calefacción, iluminación indirecta, proyección y sonido. "El escenario del teatro es amplio –informaba "La Estrella"-, casi tanto como el mayor de Valparaíso y tiene tramoya manejada eléctricamente, y par el caso de venir una compañía, cuenta con camarines en gran cantidad, bien situados, cómodos y con todo servicio". En un principio, Alfredo Velarde encargó a un tercero la administración del recinto, aunque posteriormente constituiría la Sociedad Velarde Hnos., junto a sus hermanos Amparo y Armando.

Además, en un sentido más amplio, que va más allá de la arquitectura para espectáculos, el futuro Teatro Municipal fue la primera expresión importante del estilo conocido como art decó en Valparaíso.

Se trataba de una tendencia surgida en Francia a partir de 1925 y con aplicación en varias artes, caracterizada por sus líneas rectas y estilizadas, con formas geométricas que encarnaban ideales de modernidad, aunque también había espacio para motivos decorativos, como las cornisas y la utilización de metales en diversos detalles que se pueden apreciar en el propio Teatro Velarde.

A este ejemplar, caracterizado desde un principio por su sólida mole de color ocre, siguieron otros como la Estación Puerto y la Gobernación Marítima (1937), con sus dos torres que enmarcan el acceso al Muelle Prat, la sede de los Tribunales (1938), el edificio de Correos (1942) y el "rascacielos" de la Cooperativa Vitalicia, de 1946. Sin olvidar salas de teatro y cine como las mencionadas, incluyendo al Valparaíso (1937) del arquitecto Alfredo Vargas Stoller, obra de airoso porte pero triste destino, demolida en 1998.

En los años siguientes seguirían al Velarde otros cines, concentrados sobre todo en el sector medio del Almendral, como los Metro, Colón, Valparaíso y Rívoli, espacios para que el público porteño pudiera disfrutar de la época dorada del cine industrial de las décadas intermedias del siglo XX. Los hermanos Velarde siguieron expandiéndose en el rubro, adquiriendo el citado teatro Valparaíso y encargando la construcción de los teatros Colón (1937), Pacífico (1945) y Velarde de Quilpué (1940), otro macizo y sobriamente elegante ejemplo del art decó regional, que hoy yace en un triste estado de abandono que es una clara advertencia para Valparaíso.

El anhelo de un Teatro Municipal.

Es de justicia recordar que el anhelo por contar con un teatro municipal no se limitó a ésta, nuestra época de revalorización patrimonial. En el pasado remoto Valparaíso había contado con varios teatros que llevaban el nombre "De la Victoria" por estar edificados en las inmediaciones de dicha plaza y que habían satisfecho las necesidades de la ciudad de contar con espacios para espectáculos públicos, ópera incluida. El último de éstos fue destruido por el Terremoto de 1906 y bastante más tarde, durante la administración del alcalde Sergio Vuskovic (1970-73) se ensayó con utilizar un recinto que había heredado el mismo nombre "De la Victoria", sólo que ubicado en Avenida Pedro Montt, como Teatro Municipal.

Sin embargo, este intento no fue duradero y la idea cayó en el olvido. Además, no había necesidad, aparentemente, dada la escasa oferta de espectáculos durante los años del llamado "apagón cultural" (décadas del '70 y el '80), donde la ausencia de actividad teatral, por ejemplo, era notoria.

Con el resurgimiento de las actividades culturales después de 1990 se volvió a hacer sentir la necesidad de un recinto de espectáculos apropiado para la ciudad, y los ojos se volvieron al antiguo "Velarde", que para ese entonces vivía una fase de declive, como cine de segunda categoría, que proyectaba rotativos con películas que ya habían pasado por el circuito de estreno. A partir de 1979, la familia Velarde había traspasado su administración a la Sociedad Cinematográfica Bio-Bío, aunque conservando su propiedad.

Para 1995 que la voluntad de la Municipalidad era segura, aunque en un momento se pensó que ésta adquiriría el recinto. El 28 de octubre de ese año se concretó el traspaso del Teatro por parte de la familia Velarde durante un plazo de diez años, renovables; en otras palabras, ya antes de su inauguración, el Municipal porteño adolecía de una condición precaria: no se trataba de una adquisición, sino sólo de un contrato de arriendo por diez años.

En todo caso, se eligió a ésta como la única opción financiera viable, al menos por el momento, y además, el Municipio realizó inversiones de consideración en su remozamiento. Por ejemplo, se instalaron las butacas del antiguo cine Metro (actual Hoyts), de época y estilo acordes; fue una canibalización representativa de la crisis que vivió el cine y las salas de cine durante la década pasada... Y así, el 21 de septiembre de 1996 se inauguró solemnemente el nuevo Teatro Municipal de Valparaíso con un concierto de gala, al que asistió el Presidente de la República, Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

A partir de entonces, éste ha sido un escenario para diversos espectáculos, desde conciertos de música hasta el revitalizado movimiento teatral, tanto de compañías locales como afuerinas, que ahora incluyen al Municipal porteño en sus giras; también ha sido sede de festivales de Cine, de Jazz y de Música Inmigrante, organizados por entidades como la Fundación Valparaíso y universidades porteñas. En 1997 se constituyó una Corporación de Amigos del Teatro Municipal, a imagen y semejanza de su congénere capitalina, iniciativa que no ha bastado para subsanar la precariedad con la que ha funcionado durante casi una década. Sea como sea, la presente crisis al menos ha servido para demostrar que la comunidad valora al viejo Velarde y lo que representa.

N.d.R.: No disponemos de la dirección electrónica del Sr Castagneto, para haber solicitado autorización, pero dado al valioso contenido del artículo. hemos hecho esta publicación y ofrecemos excusas a us autor.



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